Anaquel

LAS MIL PUERTAS

Hay puertas que se abren y puertas que se cierran. Las puertas son potentes marcos de pasaje, al infierno y al paraíso. Mónica Persano reflexiona en este texto sobre la presencia de las puertas en nuestra vida, las literarias y las otras.

Sol de julio

En 1984 los hermanos Taviani realizaron una maravillosa película a la que llamaron Kaos. Era la adaptación cinematográfica de cinco relatos del escritor siciliano Luigi Pirandello. ¿Por qué la traemos a cuento? En la escena final de la película la madre le dice a su hijo, Pirandello: “Intenta mirar las cosas con los ojos de quien ya no las ve. Te causará dolor pero este dolor te las hará más sagradas y bellas”. En el relato de hoy, Patricia Marvisi ha cumplido a fondo con ese parecer, narrando la historia de un final desde el lugar más difícil.

El Morocho

¿Por qué recordamos tan vivamente los olores, los colores, los sabores de la infancia? ¿Por qué las mandarinas estarán siempre asociadas a una era lejana y feliz? Y el perfume incomparable de los jazmines del patio de la abuela? Borges escribió en un famoso poema que la lluvia es algo que siempre ocurre en el pasado. Alicia Alvarez trae del pasado el sabor inolvidable del dulce de leche de la niñez.

DE QUÉ ESTOY HECHO

A tono con la época, y siguiendo el marcado giro autobiográfico que tomó la literatura argentina en los últimos años, Sebastián Fontenla Gil dibuja su propio retrato, y al hacerlo, retrata una época, una sociedad, una generación, un barrio. Un relato de aprendizaje, o de cómo se va construyendo una subjetividad, en el sur del conurbano bonaerense, en la década de los 90.

BODEGÓN

Los maestros de la pintura emplearon el género del bodegón, las naturalezas muertas, la pintura de objetos inanimados como botellas de vino y canastas de fruta sobre una mesa para dar cuenta del inevitable paso del tiempo y la naturaleza perecedera de las cosas que amamos. Eduardo Benítez pinta un bodegón como fondo para una historia, un diálogo ínfimo y el misterio persistente del recuerdo.

Los lugares de la infancia

Dicen que la verdadera patria es la infancia. Que pertenecemos originariamente al lugar donde fuimos más dichosos, más alegres, cuando todo lo que había por delante era completamente desconocido y extrañamente, nos sentíamos seguros y protegidos. De ese antiguo paraíso trae sus recuerdos Paz Guevara y escribe este relato, donde por supuesto hay abuelos (y un jardín) y tíos y primos y perros y gatos y navidades.