ANAQUEL
26 de agosto de 2024
La secreta ley que rige los recuerdos
Los recuerdos nos habitan: estamos llenos de recuerdos. No obedecen a cronologías y desconocemos la ley que los rige. Así lo postulaba el escritor santafesino Juan José Saer. Y distinguía diversas categorías de recuerdos: globales, simultáneos, inmediatos, ajenos, intermitentes. ¿Quién podría dudar que los recuerdos son materia compleja? María Eva Maguire, tan santafesina como Saer, escribe aquí una narración de la infancia basada en los recuerdos que la memoria continúa ofreciendo.
La secreta ley que rige los recuerdos
La casona grande de la abuela.
Las mañanas frías de julio.
Las camas altas de bronce para mi hermana y para mí.
Los ventanales con postigones y vidrios repartidos.
Los vidrios empañados en la temprana mañana.
Sobre ellos dibujábamos nuestras caritas y los nombres.
Del otro lado la escarcha nos llamaba. Blanca y fría, lista para crujir.
Teníamos ropa de abrigo y botitas de goma y salíamos a la carrera.
Los perros ladraban y corrían con nosotras.
Había risas, alegría y patinazos sobre el hielo.
La abuela llamaba desde la cocina.
Había leña encendida y olor a tostadas, manteca fresca y el tazón de leche tibia.
Pasaron los años. Mi hermana vive en otra ciudad.
La casona del campo ya no existe.
De la abuela queda el enorme amor que nos dio.
Todo se mezcla con el olor a tostadas y manteca fresca.
Son recuerdos entrañables,
donde todo y todos parecíamos felices.
MARÍA EVA MAGUIRE
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