Predictivo selectivo

ANAQUEL

12 de mayo de 2024

Predictivo selectivo

¿Quién es ese pequeño dios que acecha en el teclado y transforma palabras y mensajes a su antojo? El poeta Rodolfo Edwards escribió que si una sola tecla transforma a un pelado en un peludo algo del orden de lo divino se ha instalado allí. En esta era de comunicaciones ultrarápidas, Rosario Vilches medita sobre los caprichos del predictivo de Whatsapp.

Predictivo selectivo

A veces escribir mensajes en el celular puede ser una tarea riesgosa. Por lo menos en mi caso. Porque yo no tengo un predictivo común, tengo un predictivo selectivo. O sea, me equivoco con frecuencia y jamás me corrige. ¿Ejemplos? Saludo en un cumpleaños y pongo feluz y así queda. Me despido de mi hija y le escribo bedos (en lugar de besos) y me responde betres (chistes idiomáticos que hacemos).

Pretendí poner “arianos” y quedó arcanos. Ahora bien, esas cosas me ocurren en las charlas informales. Pero hete aquí que me pasa lo mismo cuando quiero escribir seriamente. A una persona que contaba pormenores de una lucha independentista yo le comenté algo extenso y al final puse ¡Viva Cataluña! Y después que lo envié y me respondieron, repaso y veo ¡Viva Catalina!

También me ocurrió otra cuando me mandaron una foto desde España, de un matrimonio grande, tomados de la mano, delante del famoso cuadro de “Los amantes de Teruel”. Respondí emocionada que era hermoso verlos al lado de “amo antes a Tero”.

O hace poco: escribí un rendimiento satisfactorio y apareció “salida fácil”. Así que el predictivo selectivo me tiene cansada y me convenzo de que debo ser mucho más cauta cuando mande mis mensajes por Whatsapp.

Rosario Vilches